Lo que más te gusta
Texturas tiernas, que se deshacen sin esfuerzo en la boca, combinadas con sabores frescos y naturales, ingredientes auténticos y sin picantes ni especias invasivas, buscando ese equilibrio calmado y ligeramente dulce de lo familiar pero con frescura renovada.
Lo que evitamos para ti
- Especias fuertes, picantes, texturas gomosas o demasiado duras que fatigan la masticación.
Ingredientes
- 200 g de pasta de huevo fresca
- 2 tomates maduros
- ½ pepino pequeño, pelado y sin semillas
- 3 huevos frescos
- 50 ml de aceite de oliva virgen extra
- Sal marina al gusto
- Un pellizco de azúcar o miel (opcional, para equilibrar la acidez del tomate)
Preparación paso a paso
- Comienza pelando y picando los tomates y el pepino en dados pequeños. Mézclalos en un bol, añade sal y el pellizco de azúcar si te gusta, y vierte el aceite de oliva poco a poco mientras remueves suavemente. Reserva esta salsa fresca en frío para que los sabores se integren.
- Cuece la pasta en abundante agua con sal siguiendo el tiempo indicado para que quede tierna pero sin pasarse (la textura es clave). Escúrrela y reserva un poco del agua de la cocción.
- Fríe los huevos en sartén con buen aceite hasta que la clara esté cuajada y la yema aún ligeramente líquida (puedes hacerlos al gusto). Reserva.
- Si la salsa queda muy espesa, añade un poco del agua de cocción para aligerar.
- Sírvelo con un huevo frito por encima y rocía con un hilito más de aceite de oliva virgen extra para rematar la armonía.
Opciones rápidas y elaboradas
Si quieres algo más elaborado, añade un toque muy suave de hierbabuena fresca finamente picada a la salsa para añadir un aroma refrescante, perfecto sin que pique ni resulte especiado.
Trucos y consejos
- El azúcar en la salsa fresca ayuda a contrarrestar la acidez del tomate y suaviza el sabor.
- Utiliza tomates maduros pero firmes para evitar una salsa aguada.
- La pasta más corta y rugosa retiene mejor la salsa fresca, potenciando el sabor con menos esfuerzo de masticación.
- El agua de cocción con almidón es tu aliada para ajustar la textura de la salsa y que quede ligada.
- Si prefieres, puedes pochar los tomates ligeramente en sartén para sumar un toque dulce sin perder frescura.
- Sirve inmediatamente para conservar la textura tierna de la pasta y el contraste con la salsa fresca.
Variantes y Alternativas a esta receta
- Ensalada templada de pasta con tomate asado y queso manchego
- Pasta con puré suave de habichuelas y huevo escalfado
- Fideos finos con salsa fría de pepino, yogur y menta (reinterpetación fresca)
- Revuelto suave de habichuelas y huevo con toque de aceite de ajo
- Timballo de pasta con vegetales manchegos al horno, sin especias